Creo que fue una tarde de sábado, lo pienso porque me acompañaba Juan.
Me asomaba a ratos por la ventana porque sabía que aparecerías tarde o temprano.

Estacionaron tres vehículos negros en el pasaje, nuestro pasaje, el de mi infancia.
Bajaste del primero y caminaste rauda hacia la casa, nuestra casa, la de mi infancia.

Entraste aplaudiendo y gritando para despabilarnos, dando indicaciones para no llegar atrasados al gran evento, tu evento.

Con mi hermana te miramos con compasión y luego buscamos consuelo entre nosotros.